Mariana Päraway

En una industria predominantemente masculina en la que poco a poco estamos ganando mayor presencia, existen distintas formas de militar el feminismo desde adentro. Pero hay una que se volvió esencial y consiste en la importancia de generar nuestros propios espacios.
Activista de las cuerdas, de lo vintage y de sus raíces mendocinas. Desde su primer encuentro con la guitarra inició un viaje que la transporta por la música y que tiene sus estaciones principales en el folclore y en el indie. Su mayor revolución es seguir viviendo en la provincia que la vio crecer y tener la posibilidad de hacer lo que más le apasiona rodeada de los suyos. La docencia, la moda y sus canciones son los lugares que encontró para fusionar su arte y donde mejor sabe comunicarse. En el episodio de hoy hablamos con Mariana Paraway, la artista que, con sus melodías, nos lleva de paseo por las tierras cuyanas y que no deja de avivar el fuego que mantiene encendida su eterna lucha por lograr la inclusión y la mayor participación de las mujeres en un ambiente que siempre nos trató con hostilidad.

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Momentos destacados de la charla

El activismo tiene muchas facetas. He vivido mucha discriminación y me han puesto en listas de ‘las que no hay que llamar’ por ser tan activa desde el feminismo en los recitales. Me da bronca y me hace llorar cuando eso tiene otro peso y cuando llaman siempre a las mismas o a los mismos. En general, son los mismos. Ahora dije me voy a dedicar a tocar y mi activismo va a pasar por otras acciones. Por la docencia, porque yo insto a mis alumnas a estudiar mucho, porque creo que en éste contexto de la industria musical, ser una mujer instruída te empodera y le cierra la boca a todos los pelotudos.

Cantautor no es lo mismo que cantautora. Cantautora tiene un aire de desprecio. Tiene algo como ‘sí, hace cancioncitas’. No es ‘compositora’. El cantautor: ‘ay, es un varón tan sensible!…’ Que hay que escucharlo, sino capaz que le hace mal. Siempre cuento la anécdota que una vez estaba tocando en un lugar, vino el sonidista y me dijo ‘te afino la guitarra?’. Pero con mala onda, viste? No, no, gracias. Estaba tocando un La Menor, que es la nota más fácil del mundo… y me dice ‘ah, pensé que ibas a hacer un solo’. Ay, no, ¿lo golpeo o qué hago?

Las redes sociales y la tecnología democratizaron las herramientas. Está buenísimo y a la vez es un arma de doble filo. Todo el mundo puede hacer música. Pero esa música, ¿tiene contenido? ¿Dónde está el mensaje? Todos sacamos fotos… pero esas fotos, ¿denuncian, dicen? Todes queremos ser influencers. ¿Y qué queremos decirle a la gente que consuma, que compre, que use? Hoy, cualquier persona con computadora hace música, porque vos comprás la base y sólo tenés que decir ‘ahá, yeah’. Es tremendo. Está buenísimo y, a la vez, malísimo.