Charo Bogarín

Dicen que somos lo que nos marca en la infancia. Pero, también, somos lo que palpitan nuestras raíces. Hija de un desaparecido en la última dictadura militar y tataranieta de un cacique guaraní, Charo Bogarín alimentó cada una de sus facetas artísticas hasta descubrir la música, que fue el lugar y el medio que encontró para poder fusionar el mensaje que deseaba transmitir: somos una mezcla rara y hermosa y, sobre todo, una mezcla que goza de riqueza infinita a la que no podemos dejar extinguir.

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Momentos destacados de la charla

En todos los géneros pasa lo mismo. Tango, imaginate que el tango es machista por naturaleza, imaginate que ahí, abrirse campo las mujeres es un esfuerzo… El rock es lo mismo: es tierra de hombres. Podemos mencionar a Charly, Spinetta, Pedro Aznar… en la chorrera de músicos, y del rock: los Catupecu Machu, todos los grupos que tenemos y que nos encantan… pero después, qué nombrás? Eruca Sativa, Fabiana Cantilo, Hilda Lizarazu… y nos quedamos cortas de todos lados. Y en el folclore es lo mismo, en el folclore pasa lo mismo. Creo que esto es independiente de los géneros musicales, esto tiene que ver con el género masculino y femenino.

Me considero feminista de hecho, porque soy una mujer que ha sabido sobrevivir sola, que se ha hecho cargo de su hija sola (el papá de mi hija fallece cuando ella tenía un añito). Vengo de una estructura de matriarcado: mi madre también se tuvo que cargar al hombro a mí y a mi hermana, con tres y cuatro años, y con un marido desaparecido… Entonces, soy un matriarcado. Sostengo yo la casa, y la sostengo a mi hija, y la sostuve siempre sin necesidad de ayuda. Soy una feminista de hecho, porque mis acciones son las que hablan de lo que el femismo proclama, que es cómo nos hacemos lugar en esta sociedad, cómo somos mujeres amorosas pero también mujeres fortalezas, mujeres valerosas, y cómo luchamos por una igualdad dentro de los diferentes campos, una igualdad en la casa una igualdad en nuestras carreras, en nuestras instituciones, en los cargos que ocupamos. Seguimos la Ley de Cupo femenino, somos luchadoras. Estoy presente en esos,nuestros frentes de lucha. Entonces creo que más allá de los conceptos o de que pueda haber muchos tipos de feminismo (unos extremos, otros más medianos, otros que son de palabra para afuera pero después llegás a tu casa o en tu vida misma…) por eso yo digo que el feminismo es un ejercicio, también. Yo creo que en ese sentido el feminismo ha ocupado mi vida siempre, desde que soy chica, con el ejemplo de mi madre.

El Siglo XXI, por una cuestión contextual, se caracteriza por la mezcla y la fusión. Fusionamos en todos los planos, nuestra generación fusiona. Fusiona géneros fusiona sangre. Empezamos a integrar, a no ver al otro como un compartimento estanco sino a hacernos carne también de lo que el otro nos está mostrando. Por eso me parece que el Siglo 21 todos empezamos a tener conciencia a nivel de tejido social que somos un crisol de razas. Empezamos a tener conciencia de que tenemos que ver con orgullo no solamente la sangre europea, sino la sangre india y la sangre negra, que son los tres pilares que se mezclan a nivel sanguíneo en nuestro continente latinoamericano. Entonces, partiendo ya desde que en el tejido social se estaba percibiendo esto, yo creo que nosotros como artistas y músicos fuimos reflejo de esa percepción de integración, de inclusión, de cohesión, y lo aplicamos a la música.

Crisol de razas era como un término más de la boca para afuera en los siglos pasados. Sin embargo, lo empezamos a hacer carne recién hace 20 años atrás y todavía tenemos un largo transcurrir. Porque imaginate que venimos de siglos de ser machacados con otra idea totalmente unilateral y hegemónica, que es la mirada europeizante. Esos conceptos que poco tienen que ver con resaltar a nuestra a nuestras identidades. Resaltar la diferencia, y en la diferencia sentirnos cómodos. Porque no tenemos que estar todos de acuerdo. No tenés que tener sangre india para empatizar con alguien que sí la tiene, sino que tenemos que compartir este espacio y entender que todos somos parte de un mismo suelo, de un mismo territorio, de una cultura que, aunque diversa, nos identifica. Y tenemos que sentirnos orgullosos de todas esas aristas que tiene nuestra cultura, de todas esas esos diferentes perfiles que tiene nuestra cultura, sin denigrar una a otra. Porque te hable de pueblos originarios y de mi sangre india no estoy menospreciando ni menoscabando de ninguna manera a todo lo que sea cultura europea, que tenemos también acá como herencia.