Existe un latido que crece conforme pasa el tiempo; un latido que, cuando lo ignoramos, se vuelve cada vez más insistente hasta acaparar nuestros pensamientos y desear volverlo tangible. Pero también sucede que si ese latido está piloteado por el amor y la convicción que nos mueve no hay forma de pifiarla, no hay chance para el fracaso. Nacida en Puerto Madryn, a los 18 años se mudó a Buenos Aires para estudiar una carrera universitaria sin saber que cargaba en su valija un puñado de canciones por nacer y la frescura patagónica que la caracteriza. No creía que la música fuera una posibilidad hasta que ese pálpito siempre encendido fue más intenso que las dudas y los obstáculos, y la empujó a abrir nuevas puertas. En este episodio te presentamos a Camilú, una enamoradiza empedernida de la idea del amor que logra traducir en sus composiciones la dulzura y la sensibilidad que la personifican en un mundo cada vez más acorazado/indiferente.

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Momentos destacados de la charla

Es ese abuso de poder. Pero bueno, yo no elegí quedarme en ese lugar. Me costó un montón, de hecho, salir de un lugar en donde estuve trabajando, y la verdad es que aprendí un montón y hoy estoy como mucho más despierta. Porque viste que te lo dicen un montón, muchas personas te dicen «tené cuidado»… pero hasta que no lo vivís y no estás ahí enfrentando la situación, no dimensionás. Y un poco me cuesta enfrentar estas situaciones. He llegado llorando a lo de mi hermana, y ella me dice «pero cómo no le dijiste»… Todas somos distintas y a veces, cuesta. Yo encima soy de llanto fácil. Cuando me hacen sentir medio mal me cuesta ponerme a enfrentar. Hay mujeres que no les cuesta y a otras, sí. Tendríamos que tener ambientes más seguros, sencillamente, y que cada poder ser como es.

Me pasaba que mi mamá me decía «pero Camila, vos te tenés que plantar». Y yo le digo: «bueno, iré aprendiendo». También soy re chica… entiendo que hay que enfrentarse para aprender y todo, pero cada uno responde como puede y, de última después irás viendo. Lo importante es salir de esos lugares. Y aprender a distinguir con quién sí y con quién no, para que no te vuelva a pasar. Pero la verdad es que aprender a tolerar todo eso? Yo no quiero vivir en ese enfrentamiento.