Desde los 15 años hace música porque le da placer. Con su performance voluptuosa y su voz poderosa, incursionó en proyectos musicales que abarcaron el punk, el folk, el bolero, el swing y hoy encarna su versión solista. En el episodio de hoy charlamos con Paula Maffía, una artista multifacética que explora con su arte las aristas del amor, de lo humano y, sobre todo, del lenguaje.
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Momentos destacados de la charla
«Así como me parece que un montón de identidades nos hemos dejado sensibilizar y embellecer por canciones heterosexuales, me parece que vos podés quedarte con ese formato del vínculo, del plug-macho/plug-hembra… pero si la canción gira en torno de esa especificidad me parece que es un poco estéril, de alguna manera. Es importante nombrar y visibilizar que es un amor entre dos mujeres, pero tampoco buscamos que sea una cárcel. Si esa identidad nuestra es tan rígida, posiblemente no contenga identidades nuevas que van a empezar a surgir ya. Porque hasta hace 10 años había un montón de identidades que no entendíamos o que no sabíamos darle la entidad necesaria. Se tuvieron que pronunciar y explicar y, de a poco, las fuimos entendiendo. Y, en realidad, no son nuevas: son sempiternas. Lo que pasa que recién ahora nuestra mente está lista para entenderlas».
«Hay gente dentro de la autogestión que le falta espíritu de compañerismo. Y, por otra lado, hay gente dentro del mainstream que es muy atenta a las bandas emergentes y les da espacio y lugar. Me parece que ésa es una característica personal. Hay gente muy talentosa y generosa dentro del mainstream y hay gente realmente amargada dentro de la autogestión. Pero en términos generales, lo que propone el trabajo autogestivo tiene ciertas características que son las siguientes: tenés que aprender a trabajar en equipo; tenés que saber un poco autoproducirte y no depender de alguien, porque si no no vas a durar mucho tiempo con una actitud de rockstar en un lugar donde te tenés que cargar tu propio instrumento; y me parece que también es un lugar donde se juega más con la interdisciplina. Me parece que la autogestión siempre está, de alguna manera, haciendo que se mezclen entre sí más las artes y no se especialicen tan en diferentes industrias, como pasa en el mainstream».
«Yo empecé en realidad dibujando. Mi primer trance artístico fue con el dibujo. Lo que pasa es que no me terminaba de agotar. Y empecé a escribir canciones que todavía no tenían melodía, porque me costó llegar. Yo me tuve que autoenseñar todo lo que hago, no lo tenía a mano. No vengo de una familia en la que circule la música, entonces tuve que autoadministrarme todo. Recién a los 15, 16 pude suministrarme un instrumento y enseñarme a tocarlo. Pero creo que el tópico siempre fue lo que llamamos el amor, y también los vínculos humanos en general. Incluso, cómo el lenguaje opera dentro de ellos. Siempre hablo de eso. Con otras palabras, pero siempre hablo de eso».
«Yo me considero lesbiana y eso de alguna manera, me aleja un poco de la categoría, a grandes rasgos, de mujer. Si bien yo me puedo identificar como mujer, no todas las lesbianas se identifican con mujeres. Y por supuesto he compartido mucho más con travas, no binaries y putos que con mujeres. Entonces, de alguna manera, mi identidad me acercó a una realidad que no es la que vivía la norma, la hegemonía. Me tocó sortear situaciones de violencia física y verbal muy fuertes. Eso me llevó a entender que las identidades tienen un valor político y social, y la sociedad tiene opiniones incluso injustas sobre ellas».
«Yo escribo una canción y hablo de mí, pero también es un personaje de mí. Y muchas veces ni siquiera hablo de mi. Estoy hablando de otras personas o de cosas que yo quisiera hacer, potencialidades, o cosas que dejé atrás. Nombrarme un yo no necesariamente me está cristalizando para siempre en esa identidad. Eso ya lo sabemos, es algo que nos enseñó el feminismo: no somos, estamos. Entonces, creo que manufacturar una buena historia implica que ese narrador, esa narradora, ese narradore sea realmente omnisciente y pueda contener la vigencia de un tiempo largo. Por eso me siguen apasionando historias tan viejas. Desde Homero hasta acá hay historias muy potentes».