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Los integrantes de Arco Iris vivían en comunidad, bajo normas naturistas. En el ‘72 editaron su tema más importante: «Mañana campestre».
Gran Buenos Aires, Ciudad Jardín, Lomas del Palomar, año 1970
Gustavo Santaolalla rasga su guitarra buscando nuevas melodías mientras improvisa versos sueltos. Está en su casa de Ciudad Jardín, a menos de 20 km. de Capital Federal, rodeado de un paisaje bucólico. Campos con caballos, mucha vegetación, árboles, pajaritos, y el pavimento que se hace esperar por estos lares, le dan el marco para escribir una canción que será fundamental en su carrera y en la de su banda, Arco Iris.
Es una mañana de sol y está sentado en el patio trasero de la casa. Primero juega con el riff del comienzo y de inmediato surge el primer verso: “Mañana campestre perfumada de azahar, un gorrión se escapa de tu voz…”. Ya presiente que tiene algo interesante. Siguen surgiendo los versos y cuando llega el remate del estribillo, ya la canción toma forma. Después entra a la casa y la termina. Nace uno de los himnos del rock argentino.
Arco Iris es una banda de rock diferente. Tienen ideales de vida en comunidad, una guía espiritual y culto por la naturaleza. Gustavo recuerda: “Es una canción de ese momento, donde había en todos nosotros una búsqueda por reencontrarse con la naturaleza, de vivir de una forma más natural. Lo urbano representaba un poco la opresión y el mundo creado por el sistema establecido, en cambio la naturaleza era lo libre, lo que no había sido todavía contaminado.”
Musicalmente, la banda es cuestionada por los rockeros tradicionales de la época. La fusión con el folclore los convierte poco menos que en parias al lado del sonido de Manal, Pappo o Pescado Rabioso. Sus discos y conciertos incluyen ritmos de zamba y chacarera. “Siempre me interesó buscar un sonido y una música que nos representara, que representara el lugar de donde yo venía y quién era yo” explica Santaolalla.
Pasaron 45 años y la geografía de Ciudad Jardín dista mucho de aquel campo donde se inspiró Gustavo. El cemento ganó terreno y el verde va quedando cada vez más reducido. Los caballos brillan por su ausencia, sólo se ve alguno tirando del carro de algún cartonero o vendedor de trastos viejos. Una canción como “Mañana campestre” hoy nos remite a lugares más distantes, tal vez a pueblos del interior, sin embargo hace 45 años, muy cerca de la Capital se respiraban esos aires.
La canción fue editada como disco simple en 1971 y fue un éxito de ventas que disparó la carrera de Arco Iris y dio un impulso al incipiente movimiento musical que luego completarían Sui Generis, Pedro y Pablo y otros músicos y bandas.
Ficha técnica:
Autor: Gustavo Santaolalla
Intérprete: Arco Iris
Formación: Gustavo Santaolalla (guitarra y voz), Ara Tokatlián (vientos), Guillermo Boradampé (bajo), Horacio Gianello (batería), Dana (guía espiritual)
Álbum: Tiempo de resurrección (1972)
Duración: 2 min. 50 seg.