Una noche de #Suerte con la Murga 5 pal peso

El viernes 13 de Octubre presentó, ante un Teatro Cervantes lleno, la Murga 5 Pal Peso su cuarto espectáculo, «Suerte!». Oriundos de Quilmes, locales en Quilmes, nos dejaron un montón de sensaciones para procesar y recordar. En esta crónica repasamos lo que la velada nos dejó.

El panorama promete. La noche, después de unos días de frío, es cálida y acogedora. Los negocios comienzan a bajar las persianas y se puede entrever que, a partir de ahora, toda la energía de la peatonal quilmeña se concentra en el Teatro Cervantes. La gente espera la apertura de las puertas y, de paso, juega, a ver si gana algún premio en la ruleta que se dispuso para esa especie de lobby. Sí, dije especie. La 5, hasta acá, está de suerte.

Un coro soberbio rompe el silencio de la noche. Es la presentación de Suerte!, el espectáculo 2017 de la murga quilmeña. El cuarto espectáculo, que se hizo esperar, ha llegado; la Gran Noche, con mayúsculas, nos encuentra preparados para ver la novedad. Somos, al menos por hoy, sus aliados y espectadores de, hasta ahora, el show más maduro de la historia de esta banda de gente. 

Para tener suerte hay que apostar

El que no arriesga no gana, qué cliché. Parece que he caído por fin en los lugares comunes. Vaya logro. Pero es verdad, al menos por esta noche. El que no arriesga, no gana y la 5 está arriesgando a lo grande. Ésta es su gran apuesta. El espectáculo, desde su planteamiento, está plagado de riesgos. Para empezar, son una murga de estilo uruguayo que está rebelándose contra las costumbres carnavalescas, probablemente no para hacerle frente al carnaval, su edén, sino para reinventar el estilo también recordando sus raíces culturales, que son otras. Presentar el espectáculo en octubre y no en febrero es la primera apuesta jugada, con las fichas bien dispuestas. La segunda apuesta viene con la tremenda puesta en escena, la más imponente hasta ahora, desde una marquesina con el nombre del espectáculo y llena de luces, hasta el maquillaje y los trajes. También está el tema de la fecha. A los supersticiosos les podrá parecer una locura dejar al azar de un viernes 13 la concreción de tantos meses de trabajo. No vamos a negar que es un toque poético…

Y la gran apuesta: el azar signando todos los movimientos de lo que viene a continuación. Porque nos enteramos, ahora, estamos asistiendo a un programa de televisión llamado Suerte, donde estará la murga jugando una especie de ruleta parecida a la de la puerta, pero con los nombres de sus canciones. Dadas las cosas, la única certeza que tienen los chicos es que cantarán, pero no sabe cuándo cantará qué, ni qué cuplé tocará en cada turno.

Al mal tiempo, buena cara y recuerden… este programa trae suerte

Luego de la Presentación, primer tema que retoma la relación de la murga con el carnaval, su vuelta a escenas, y de una especie de canción breve, presentación del programa, comienza el contenido. El conductor nos explica cómo será la metodología de la noche que nos espera, suena la cortina musical. Suben los invitados al escenario, y gira por primera vez la rueda, en una danza de la fortuna que irá determinando lo que nos toque escuchar.

Si las cosas fueran dadas de otra manera, tal vez no sería necesario repasar la lista de temas. Pero teniendo en cuenta que este show no será siempre igual y que mucho del contenido es digno de mención, nos adentraremos en el pequeño universo en que se ha convertido, por esta noche, el teatro Cervantes.

«Peligroso es que hoy en día con 14 se lo considere inimputable»

La ruleta ha hablado. El primer tópico son los prejuicios. La murga nos canta en la cara un montón de cosas que importan. En este caso, lo que están tocando es la cuestión del prejuicio, pero como una mirada aumentada a través de una lupa de lo que pasa con la niñez y la inseguridad, esa excusa de las clases media y alta para pedir la baja de edad de punibilidad. Es éste el primer mensaje fundamental que nos traen. A través del humor y de las bajadas serias, nos interpelan. Nos dicen: ¿cómo va a ser peligroso un niño? Redoblan: ¿no les parece que si ese niño es un peligro, los adultos que conformamos la sociedad tenemos una cuota de responsabilidad? Analizan: ¿son lo mismo, la culpa y la responsabilidad? «Zarpada moraleja la que te tiró la murga hoy», nos dicen, «se ve claro en el adulto el futuro del menor». Zarpada moraleja. Ningún pibe nace chorro.

El noticioso, que le dice mi abuela

El salpicón es esta vez tanda publicitaria y noticiero. En un spanglish heredado de los 90s, la canción le pega a todos y todas. Su modo critic-on nos mantiene atentos. Nos recuerda – y no es que sea necesario, pero a veces… – que el mundo gira y nosotros nos sentamos en un teatro, pero afuera siguen pasando cosas. Y nadie nos las cuenta.

Pegándole al kirchnerismo (o a ciertos sectores de…), al sindicalismo quilmeño y al radicalismo, el humor ácido nos arranca un par de carcajadas. Podemos recordar, al menos por un rato, esto del mal tiempo combatido por la buena cara.

«Es a través de las costumbres que nos alienan (…)»

«…porque sino, se los termina llevando gendarmería», nos dice en la cara un comiquísimo gallego que representa una especie de conductor en esto que se define prácticamente como un documental ficticio sobre el ser humano y las costumbres

«Como una remake de la sociedad, pasan los años y cómo somos casi no cambia, ya lo ves», arranca el cuplé, que con pequeñas intervenciones de nuestro amigo el gallego, un poco enumera, otro poco critica y explora las costumbres cotidianas que tenemos arraigadas y que no solemos profundizar, porque tenemos tan naturalizadas las conductas que las hacemos casi sin pensar. 

Si bien el espectáculo toca puntos esenciales de la realidad política que vivimos en el país, resulta muy interesante esta forma de planteo distinta al resto, casi dejando de lado un panorama macro de la política argentina y profundizando, justamente, en la deconstrucción de conductas diarias que son el escenario perfecto, en definitiva, para esa situación general. Gran acierto.

«Qué ganas de que vos estés acá sintiendo cómo arde el carnaval»

La reina de la queja es el tercer cuplé y es también el más cómico. Los chicos se quejan de lleno sobre las conductas que tienen que soportar y que son una especie de daño colateral de la alegría del carnaval. Los trajes y el calor; las viejas que saludan un millón de veces; el maquillaje y su ardor; la gente que confunde la murga porteña con la uruguaya y los niños y niñas que saludan con la cara llena de baba. 

«Los niños te admiran, te tiran del traje, ¿dónde está el papá?» se preguntan y es este otro gran acierto. Sumado al «hijo de yuta» que reemplaza al «hijo de puta» en dos cuplés, la murga sigue hilando fino en esta cuestión de los roles y los insultos establecidos. No preguntan dónde está la mamá de los nenes, ¿por qué habrían de hacerlo? Preguntan por el papá, tan responsable como cualquiera de ver en qué andan metidos los pequeños y las pequeñas asistentes al show. 

¿Dónde está Santiago Maldonado?

En la segunda tanda publicitaria seguida del noticioso, asistimos a una columna de opinión signada por una carta enviada al programa para Patricia Bullrich, y otra carta a Mauricio Macri de la clase media.

De la carta, que describe a Pato y a sus cambios y pasos por todos los partidos políticos y puestos de mando, no se puede decir demasiado. La carta habla sola. Estamos presenciando el momento más emotivo y fuerte de toda la noche. La piel de gallina que siento en todo el cuerpo, sé, está contagiándose a todos aquellos que están escuchando lo mismo que yo. Y es que la murga, ay, la 5 le dice:

«Pato, hoy resulta que nos toca exigirte a toda boca hasta ya no poder más. ¿Dónde está Santiago Maldonado? ¿Dónde fue que lo llevaron? ¿Cuándo volverá a su hogar?»

El aplauso es unánime. Los llantos tal vez no, pero están. Qué difícil seguir después de esto, pienso como espectadora y me imagino que más fuerte lo sentirán quienes deben seguir cantando, aguantando el nudo de la garganta. Pero siguen, con la carta que le envía al presidente la clase media. Y esto también es fuerte. 

«Sacó al país del abismo con su patriotismo y con sus medidas. Con sus votantes ha cumplido porque hemos salido por fin de la ruina. Ya son los pobres más pobres, los ricos más ricos, como debe ser», reza el comienzo de una carta que se vuelve cada vez más crítica, más fuerte, más triste y enumera las medidas anti-pueblo y sus consecuencias para las clases más bajas. «Fue a costa de derechos en salud y educación», dicen cuando explican qué es lo que ha hecho triunfar las políticas del Cambio. Cierran: «tendrían que vivirla pateando la calle de pobre… o en cana». Y sí. La verdad que sí. Esta crítica al neoliberalismo, acertada y clarísima, triste y gris, es necesaria. La pregunta del paradero de Santiago Maldonado sigue resonando entre estas letras que no lo nombran, pero le incumben.

«Si te molesta tanto ver un par de tetas, no pongas a Tinelli que te hace mucho peor»

La ruleta vuelve a hablar. Es este el turno de los intolerantes. Con mucha gracia, el cuplé analiza esta cuestión de la intolerancia en la cotidianidad. Un comerciante que te cuenta todo el vuelto para dártelo («dámelo todo junto, la yuta que te parió»), el tetazo y sus consecuencias mediáticas, y… Patricia Bullrich. El personaje de la noche. Una ministra enfiestada, con más ganas de beber que de dar respuestas. La mejor representante, como dicen, de este gremio de intolerantes. «Pero un vasito la vuelve a acomodar». Así que no importa tanto esto de la intolerancia. Bullrich menea, se divierte, con los pobres para abajo y las copas para arriba. Con una copa todo se olvida, dice Pato, dicen todos. Acá también resuena el nombre de Santiago Maldonado, aunque no se nombre, porque ya no es necesario. 

De la caída en la escuela pública y otras yerbas
«Que equivocado que estaba aquel que afirmaba que la educación es cuestión de suerte.»

Toda la murga viste, encima del traje, guardapolvos blancos. Es este el cuplé que se enfoca en la educación para reivindicar la importancia de la lucha docente. La imagen es conmovedora. Estéticamente, es genial.  

«Caer en la escuela pública fue lo que a mí me enseñó que no hay forma de doblegar al que conoce sus derechos. (…) Educando, educándonos, educando nos enseñaron a luchar». Defendiendo a los maestros y su lucha, y pegándole a la meritocracia («la gran farsa de esta sociedad»), nos recuerdan, recordando ellos, que «está vivo aquel que habla y grita», aquellos que dedican su vida a nuestra educación y a forjar nuestro futuro y que nos enseñan mucho más tomando espacios y ganando derechos que mandándonos a leer un libro. Parece casi una cuestión macro, pero no nos olvidemos: la lucha docente es también una cotidianidad digna de análisis y deconstrucción.

«La noche siguió su curso porque sí»

Con una reflexión sobre el azar que guió el curso de la noche, asistimos al final de la noche. Vuelven los trajes y suena la canción final, que entre otras cosas habla de romper los espejos que mantienen prisionera la razón. Otro gran acierto, si tenemos en cuenta que el espectáculo entero es un gran martillo que viene a romper un espejo de colores, que mantiene prisionera la razón, sí, pero también nuestros derechos y nuestras realidades. Salvando las distancias, por supuesto, y sin caer en afirmaciones tendenciosas, la frase remite, al menos para aquellos que como yo la tienen en la cabeza habitualmente, al «tear down the wall», de Pink Floyd. El muro de ladrillos es también un espejo. Y viceversa. El espejo, como distracción, puede tapar muchas más cosas que una pared vacía.

Una emotiva reflexión sobre la murga nos acerca a la canción final. Gustavo Bruno, quien siempre ocupa este lugar, nos invita a sentirnos por un rato parte de lo que es un equipo de gente, una familia como les gusta decir, mucho más grande de lo que se ve en el escenario. Y termina, categórico, diciéndonos que las cosas van a seguir pasando, y ellos van a estar acá para contarlas. Qué alivio.

«Cumpliré la promesa de ayer, que voy a volver…
mirando la Luna para serte fiel y volver a ser el mismo».

Llegó el final. La retirada, colorida, cosecha aplausos y gente parándose para empezar a bailar. Ha sido este un show superador en todos los sentidos. Hubo interacción con el público, momentos emotivos, momentos graciosos, momentos combativos. Ha sido este el show más maduro en los cinco años de historia de la Murga 5 Pal Peso. Desde la puesta en escena hasta el sonido de las voces y su ensamble; desde su contenido a las formas de decir; desde, justamente, la elección del discurso y la elección minuciosa de cada palabra que lo conforma. Etcétera. Porque en serio los detalles son un montón. Ha sido esta la primera presentación oficial de un espectáculo totalmente atravesado por la paternidad. Se descubre en las canciones la necesidad de explicar el mundo para alguien que tal vez todavía no lo entiende. El espectáculo busca cuidarnos de algo, parece, de la Realidad con mayúsculas. Esta noche ha sido iluminadora. El espectáculo interpeló a cada uno de los asistentes siempre respetándolo y haciéndolo disfrutar.

Qué tupé, el tupé del artista que se sabe sensible y que invita a sensibilizar. Qué tupé el tupé de aquel que se anima a generar un ataque masivo de risa y un ataque de llanto que se interrumpa por otra risa descontrolada. En el colmo del tupé, la murga emociona hasta cuando hace silencio. Contenemos el aire, porque sentimos. Y en el aire entre ellos y nosotros hay un montón de partículas pero también hay algo más. Es la conexión que nace entre aquellos que se descubren unos a otros. Como dos ciegos que se tocan las caras para reconocerse, nosotros, el público y ellos, la 5, hemos reconocido en el otro la verdad que se esconde en las cotidianidades más simples y toda la belleza que se esconde en el dolor. Es esta una danza entre dos actores que se necesitan y se retroalimentan.

Venimos del pueblo y al pueblo volvemos 

«Murga,
seré contigo
lo que vos sos para mí.
Dueña, hermana y alma,
una razón de vivir.
Canto para que entiendas
lo que se siente al partir:
se quiebra la razón,
revienta el corazón
retumba una emoción en la garganta.
Se pierde como yo,
regresa como vos,
mi amor será por siempre carnaval.»

La bajada suena en tantas bocas como es posible. La murga saluda, estamos de repente todos bailando y llenos de maquillaje. La gente saca fotos. Se suma gente nueva, que no ha visto el espectáculo para para preguntar quiénes son y sonreír y bailar. La noche más importante de la murga toca su fin. La gente lentamente se dispersa, más feliz y más reflexiva que dos horas atrás, y la murga se dispone a terminar con los des-preparativos y salir rápido a brindar. La noche es joven, y estos chicos, que vuelven a sorprendernos y a sorprenderse, a superarnos y a superarse, tienen de sobra motivos para brindar.