Un cálido estar adonde ir: Flopa y Lucy Patané en JJ Circuito Cultural

Flopa Lestani presentó las nuevas canciones que forman parte de su EP 5 finales para un mismo cuento con el supergrupo que también la acompañó en la grabación. Junto con Lucy Patané, que fue la encargada de abrir la noche, entregaron un show de lujo. Corriendo la voz estuvo presente y te acerca toda la cobertura.

“No somos Sandra y Celeste”, se escuchó desde el escenario, mientras se preparaba la sorpresa que abriría la noche. No eran Mihanovic y Carballo, sino Flopa Lestani y Lucy Patané, con guitarras al cuello rompiendo el hielo con Harvest Moon, de Neil Young. Luego del aperitivo, arrancaría el primer plato fuerte de la noche.

Lucy Patané fue la encargada de abrir la noche. Acompañada por Mene Savasta en sinte, Carola Zelaschi en batería y Melina Xilas en saxo, entregó un setlist corto pero contundente, que dejó con ganas de escuchar más. El poeta Diego Lebedinsky hizo su aparición como invitado para entregar sus versos en la introducción de Hoteles de Fuego, que luego desplegaría  en su motivos agridulces. La seguidilla Clavícula (con su mestizaje entre ritmos latinos y rock pesado) y Ya no quedan estampó el sello distintivo de la propuesta de Lucy Patané: hay canciones, hay banda, pero sobre todo hay una identidad que marca su música transversalmente y que está fundada en su versatilidad y destreza con la guitarra, además de un sonido que se vuelve pesado como recurso y no como paisaje repetitivo. La versión de Patané en banda aporta texturas y le da a su frontwoman una libertad que permite apoyar su voz en sustratos más confortables y al mismo tiempo explayarse en sus dotes de guitarrista como nadie en la escena local actual, emergiendo así como una propuesta difícil de encontrar en el catálogo de la música nueva.

El cierre con En Toneles (registrada en audiovisual por el proyecto Sesiones Imaginarias) entregó un canto desgarrador coreado por varies de les presentes: “Construiré una cama / para tu comodidad / para que vengas a llorar”. Si no alcanzaba con toda la potencia entregada desde las doce cuerdas, Patané volvió a colgarse la eléctrica para cerrar con Cinturón y arrasar con todes (y con todo, como testifica el reflector que pasó a mejor vida en pleno solo de Lucy), dejando el pico caliente para seguirle el rastro a esta versión inédita de la artista, que está preparando su primer material con su banda solista.

“Flopa volvió”, fue una frase que se escuchó no sólo en la noche del JJ, sino que fue repetida desde que Flopa dio a conocer que estaba preparando un nuevo material. En verdad, nunca se fue, pero muches vimos como se replegaba a las sombras, ofreciendo escasas apariciones. Las crisis nos hacen fuertes, y en estos tiempos que corren, podemos decir: “Flopa volvió”, y que lo hizo en grande. La encontramos en ese triunvirato (el bueno) junto con Paula Maffía y Rosario Bléfari, y la volvimos a escuchar en eléctrico en el FestiPEZ (Q.E.P.D.) con el supergrupo ad-hoc conformado por los hermanos Lulo y Manza Esaín y Federico Ghazarossian, una entente entre Valle de Muñecas y Acorazado Potemkin. Con esta formación grabó y editó en formato digital el EP 5 Finales para un mismo cuento, y esta fecha era el momento de presentarlo en sociedad.

De las sombras del presente emergen las canciones de Flopa con una carga de optimismo: total, afuera, los problemas no dejarán de esperarnos. Así nos entregamos a la chispa flopiana, la llama que se eleva para iluminar los corazones que se acercaron para escuchar sus canciones en la noche lluviosa del abasto porteño. Así ella devolvió canciones de su amplio repertorio, con asistencia perfecta de las cinco registradas en Cinco finales…: La Chispa para comenzar con una entrada en calor; la declaración de principios No queda más, corte difusión del EP que reza “he muerto tantas veces / tragada por la nada / renacido del barro / de todos los pantanos / haré lo que hago siempre / la vida me acomoda / siempre contra corriente / nunca estuve a la moda”; la balada Mi propia marca, con esa cadencia melódica tan marca propia de Flopa en “Puede venirse el mundo abajo / puede cambiar de pronto el eje de la tierra”; para levantar con la reivindicación lumínica de Nada entre Manos (“una versión descolorida del atuendo del misterio / nos abriga / es un cálido estar adonde ir / cuando no hay donde ir”) y casi al final de la lista rockear fuerte con La sombra de la duda (“No importa donde te refugies / te verá / la mirada de la sombra de la duda”).

Alternando con las canciones de su nuevo material, Flopa entregó clásicos de sus trabajos anteriores, con picos altos en los clásicos de aquel objeto de culto que fue la cumbre de hace ya más de quince años Flopa – Manza – Minimal, y del más reciente trabajo en conjunto con este último (Piedra en el Aire, de 2012). Así sonaron Debajo del álbum blanco, Mi cámara y el cierre con Abrazo Impacto. El acompañamiento del “Acorazado de muñecas” no pasó desapercibido: Flopa estuvo secundada en voces por los hermanos Esaín, y los arreglos que pusieron en escena dieron cuenta de un funcionamiento sólido, como lo saben hacer quienes se conocen casi de memoria.

Cerca de la medianoche llegó el final del show. Quedaron zumbando en los oídos un buen puñado de canciones de rock, en cuerpo y alma de una de las históricas del under local, que por lo demostrado, todavía tiene mucho para dar.

Fotogaleria: Nico Avelluto