Spotify Vs los discos físicos

Desde hace algunos años, la presencia de Spotify en nuestros dispositivos se ha hecho indispensable para reproducir canciones. Proponiéndonos ‘playlists’ que duran por horas, de acuerdo a artistas, estados de ánimo, estilos musicales y demás variaciones (teniendo en cuenta las que vos mismo podes crear), se empezó a dejar de lado la compra de discos físicos para pagar $70 mensuales y así, tener acceso completo a las funciones que esta aplicación nos ofrece.

Con la caída de Mega, la plataforma que te permitía descargar discografías enteras, Spotify se convirtió en la solución para llevar tu música a todos lados, ofreciendo descargas para acceder también sin conexión. Esta característica que se suma a la buena calidad del audio, provocó que no sea solo utilizado por medio de auriculares sino que hasta los diversos locales elijan ponerlo antes que la radio. De esta manera, hoy supera los 100 millones de suscriptores mensuales.

Hablemos un poco del cd. Todos conservamos aunque sea uno en algún rincón de los cajones que hace rato no abrimos. El fanatismo te empujó a comprarte todos los álbumes de Los Redondos, para poder ver los artworks – esos libritos que vienen en la tapa -, o para simplemente tenerlos de exhibición. La realidad es que esos discos terminan rotos, rayados o sin ser escuchados porque es más sencillo poner una canción desde YouTube así no se daña el disco. No lo neguemos, el disco físico lo terminas escuchando un par de veces nada más, luego se convierten en otro artefacto que atesoramos de colección.

Aún así, el deje sentimental que tiene poseer el disco en mano, ya sea tu favorito, alguno de un gran artista o que te regaló alguien especial, no puede ser reemplazado por una aplicación. Pero el sentido de escuchar música, sí. De esta manera, en la actualidad el disco compacto fue perdiendo lugar entre las generaciones más jóvenes.

¿Por qué Spotify?

Principalmente, porque casi no consume datos, lo que lo convierte en una solución fácil si no tenes música en tu celular, o no sabes de dónde descargarla. Se volvió indispensable cuando descubrimos que por cierta cantidad de plata por mes, podes elegir las canciones, armar listas e incluso descargarlas para acceder a ellas aún sin conexión a Internet.

Asimismo, es una muy buena manera de encontrar música nueva: contamos con las listas de recomendados; o podemos acudir a la función “Radios”  que te transmite música similar a la que soles escuchar. Otra particularidad importante es que podes ver lo que escuchan tus amigos, con un solo ‘click’ encontraste algo nuevo que te gusta. Incluso hay bandas, como la murga Agarrate Catalina, que sólo subieron algunos de sus discos a esta plataforma que se encuentra en funcionamiento desde 2006.

Sí, murga. Porque acá están todos los estilos de música. Podes ser el dj de una previa o ambientar el almuerzo familiar del domingo, ¿no es tentador tener tantas opciones? Y ni hablemos de escuchar los cds el mismo día en que se estrenan. Pero no todo es color de rosa. Ciertos artistas se han puesto en contra de la plataforma, ya que reclamaban mejores pagos. Tanto fue el revuelo, que Spotify creó el sitio web http://www.spotifyartists.com para explicar cómo son las divisiones de las ganancias, revelando que el 30% es para la multinacional y un 70%, para las discográficas.

Sistema de pago

Se podría decir que es la plataforma digital de las discográficas, o así la han llamado alguna vez, ya que las mayores ganancias van para ellos. Parece conveniente dejar de producir discos en masa que no se venden y quedan por años estancados en las tiendas, para pasar a publicitar hits y singles en streaming, donde casi no tienen gastos de por medio. Es así como algunas discográficas sólo comparten sus discos en cds y Spotify, cayendo en la obligación del usuario de pagar uno u otro para escuchar las canciones que quiera, ya que al no estar en la plataforma de YouTube no hay acceso gratuito a la música. Es un negocio, y una revolución para el negocio de la música tal como lo conocemos.

Pero no sólo hay quejas de parte de los artistas por un bajo salario. Otro caso es el del Indio Solari respecto a subir los álbumes de Los Redondos, dejándolos en mano de la multinacional. El pedido fue de parte de los fans, usuarios de la aplicación, que querían poder escuchar su banda favorita en streaming.

«No tengo ningún interés en que mis canciones queden, luego de tantos años de protegerlas, en manos de una multinacional»,  dictaminó ante tal petición. Sin embargo, los once discos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota se encuentran hoy por hoy disponibles en Spotify para armar el pogo más grande el mundo donde sea que te encuentres. Y podemos entender la postura de Solari, teniendo en cuenta que los discos van contra el capitalismo pero están a disposición de una multinacional. Así, nuevamente los materiales discográficos van desapareciendo físicamente para estar disponibles a descarga online.  Tengamos en cuenta que ciertos compactos son muy difíciles de conseguir y, de esta forma, podes acceder a cualquiera de ellos.

Aún creemos en la magia del cd, de esperar su llegada a las tiendas y poder comprarlo. Pero, ¿no es por motivos como Spotify que con la llegada de los discos hay promociones? «Comprando el disco anticipadamente, te regalamos la remera de la banda»; «los primeros 100 cds vendidos en disquerías, incluyen la entrada para nuestra siguiente fecha». Este es el caso, por ejemplo, del grupo La Beriso que largó un pack especial con toda su discografía ante su presentación en el Estadio Único de La Plata. ¿No son éstas las maneras de combatir a los streaming y seguir comprando los discos en formato físico?

Como todo, nos modernizamos. Regalamos cuentas de Spotify. Pero seguimos siendo románticos: le hacemos una lista de canciones. El anterior sigue estando presente, incluso hay quienes coleccionan vinilos por su significado, como con los cds. Estamos ante un nuevo formato, el streaming, que parece haber llegado para quedarse.