Soundtracks y series, la composición perfecta

Nos acompañan desde siempre, pero la llegada de Netflix las volvió un componente indispensable de nuestras producciones preferidas. Cuando tenemos un rato libre, prendemos la compu, la tele o conectamos el celular para ver una peli o un capítulo de la serie de turno (aunque en realidad, en lugar de ver un episodio de cuarenta minutos, nos miremos tres al hilo porque la intriga es más fuerte y estamos super enganchados). Sabemos que hoy las series forman parte de nuestra vida cotidiana pero es imposible negar que no hay nada que acompañe mejor a estos productos que una buena ambientación musical.

La música, como repetimos varias veces, está presente en cada momento de nuestro día. Y, por supuesto, también forma parte del mundo ficticio de los personajes con los que más nos encariñamos. Las canciones fueron tomando protagonismo al punto de escucharlas fuera del contexto de la serie y acordarnos de escenas particulares o de la introducción de la misma.  Su importancia es tal que, incluso, las bandas sonoras de las películas pueden ser nominadas en los premios Oscar. ¿Quién hubiera pensado que la melodía que suena cuando por fin tiene lugar ese beso esperado por los espectadores sería tan importante?

Y trataremos de responder esa pregunta con una cita. Cuando Walter Pater escribió “todas las artes aspiran a la condición de la música”, Jorge Luis Borges agregó: “en música, la forma y el contenido son inseparables. La melodía es la estructura, y a la vez las emociones de las que surgió y las emociones que suscita.” Dicho esto, podemos entender que siendo la música un proyector de sentimientos, las escenas a las que acompañan suelen denotar más que el resto. Asimismo, resulta más sencillo recordarlas. Las canciones te sumergen en lo que estás viendo al tiempo que alguna vez le pusiste una banda sonora a un momento de tu vida (y ahora, seguramente la estarás recordando). 

La música para la trama

En esta nota no nos detendremos en la banda sonora de un musical, como The Get Down o La La Land. Intentaremos sumergirnos y sumergirlos en otros ejemplos para que puedan entender cómo las canciones nos transportan a otras épocas, nos transmiten sensaciones y sentimientos sin la necesidad de que los personajes estén cantando constantemente, ya que esto pasa en cualquier serie y también sucede en Stranger Things.

Si partimos por la intro de la serie, podemos identificar de inmediato diferentes sensaciones. Desde suspenso hasta unos sonidos que parecen sacados del upside-down. Entonces, podemos intuir que la trama mantendrá ese sentido.

Stranger Things y su tinte retro

Volviendo a Stranger Things, nos adentramos en un viaje de regreso a los ochenta, donde la música se escucha a través de reproductores que hoy resultan obsoletos como los walkmans y radios, incluso tocadiscos, siendo el primer transporte a una época cuyas voces siguen estando presentes hoy en día. Teniendo como protagonistas a cuatro niños, tres adolescentes y un par de adultos, podemos ver cómo se identifican las diferentes generaciones –y también cómo estas se conectan a través de la música. Una de las escenas más recordadas es aquella en la que Jonathan le pregunta a su hermano menor Will de quién preferiría ser amigo, si de Bowie o Rogers. Otro ejemplo es la forma en que Jonathan utiliza la canción Should I stay or should I go? de The Clash para contactar a Will, quien se encuentra en una dimensión paralela, creando una distracción a la vez que demuestra la carga emocional que tiene esta canción en la serie. Y así, arranca una de los productos mejor musicalizados de la actualidad que la plataforma Netflix nos presentó en los últimos tiempos.

En la segunda temporada, la serie nos recuerda algo fundamental de la época que son los arcades, pero estas escenas no necesitan música, ya tienen la suya propia: ¡los juegos tienen sonidos de fondo! Estos cumplen la misma función que la música: hacer sentir a los participantes que están siendo parte de ese juego.

La aparición de la música en las escenas de películas o series ha hecho en ocasiones que ni siquiera se necesite un diálogo para entender lo que pasa en determinadas situaciones. Ya con el sonido que tenemos de fondo podemos sentir lo que los personajes están experimentando. Para no recaer en más spoilers de esta segunda temporada, otro ejemplo que se puede mencionar es cuando Will ve a sus alrededores el “otro lado”. Sin nada más que una expresión estupefacta en su rostro, y algunos sonidos tétricos y oscuros que parecen venir del más allá, podemos sentir el frío que cala los huesos del personaje.

Spotify y sus accesos directos

Para acompañar la serie, el soundtrack que aparece en la primera temporada y que se encuentra en nuestra plataforma favorita, Spotify, no solo contiene las canciones que fueron utilizadas, sino también las frases que han quedado grabadas como emblemas de la serie. Desde el pedido desesperado de la madre de Will para poder encontrarlo, hasta el “los amigos no mienten” de Eleven. Todos estos guiños que se grabaron en nuestra memoria se encuentran a tu disposición para escucharlos, haciendo que la lista de canciones se vuelva más personal que cualquier otra banda sonora.

En la segunda temporada, no solo contamos con las canciones clásicas de la época sino también con nuevos temas que coinciden con esa música ochentosa que forma parte de la serie. Kyle Dixon y Michael Stein, miembros de la banda Survive, compusieron 34 canciones nuevas que nos transportan a Hawkins para revivir la historia.

El clima enigmático de Pretty Little Liars

Otra producción reciente que trasciende las pantallas por su banda sonora es Pretty Little Liars.

La serie estrenada en 2010 en ABC Family cuenta con 160 capítulos a lo largo de siete temporadas, donde episodio tras episodio te vas acercando a resolver el interrogante de la serie: quién es A, un acosador que extorsiona a las cinco protagonistas, dando a conocer sus secretos mejor guardados.

La importancia de la música en esta serie es que te indica quién está en escena sin siquiera mostrarte a la persona. Así sucede con A al final de cada capítulo. El acosador de las chicas es mostrado en los últimos minutos. De esta manera, la música se vuelve un indicador de tensión, más para el público que para el personaje en escena,  que trata de resolver el enigma de los mensajes amenazadores..

La serie, típica para adolescentes, usa las canciones para sostener el contexto en el que se desarrolla la historia, para hacer énfasis en las emociones. Así, lo que sin música podría ser una pijamada tranquila al inicio de la serie, se convierte en una fiesta de sólo cinco personas debido al alto volumen de la canción Don’t trust me de 3OH!3. Y los silencios repentinos, te dejan expectante de lo que está por venir. Pero como no queremos spoilers, vamos a dejarlo ahí.

Los momentos son marcados por diferentes canciones que aparecen casi imperceptibles, pero te acercan a lo que está pasando del otro lado de la pantalla. Al utilizar temas musicales que no son tan populares, la acciones que se suceden en escena se unifican. La música y el acto son una misma entidad a las que prestas atención a la par, ya que no podes identificar qué canción es. Se podría decir que la música bien utilizada es capaz de romper la cuarta pared que separa a la serie del espectador, haciendo que sientas lo mismo que esas cuatro chicas protagonistas de Pretty Little Liars. La serie tuvo tanto éxito que se espera un spin – off para este año.

Los detalles de Sherlock

Como no hay dos sin tres, es el turno de la miniserie (para quien no esté famliarizado con el término, son series de pocos capítulos) británica de BBC, también estrenada en 2010: Sherlock, basada en las aventuras del personaje de Sir Arthur Connan Doyle. Cuenta con cuatro temporadas, todas disponibles para ver en Netflix.

En esta serie no hay mucho lugar para fiestas musicalizadas, ni tampoco conexiones del más allá que requieran de algo que relacione a los personajes sentimentalmente. Así es como las canciones instrumentales se apoderan de repente de algunas escenas clave que se desarrollan a medida que se sucede la historia, en determinadas situaciones que suelen repetirse como salir del departamento a resolver un crimen o los momentos en los que Sherlock va resolviendo las pistas de cada escena. Parecidas unas con otras, te hace pensar que usaron diferentes fragmentos de una misma canción para todo un capítulo, pero no: se estima que en la última temporada hay aproximadamente diez canciones diferentes por capítulo, compuestas por David Arnold y Michael Price.

Acá es donde se ve realmente lo que es preocuparse por el acompañamiento de la serie, porque componer veinte canciones puramente instrumentales para darle más sentido a las escenas es un trabajo realmente innovador y laborioso. Aún así, ellos supieron hacerlo, cumpliendo el objetivo de que el televidente sea capaz de identificar cada escena con una melodía y se prepare para lo que continúa en pantalla.

Y si no pueden creerlo, acá les dejamos el sondtrack para que puedan utilizarlo de fondo mientras resuelven sus propios enigmas. O tan sólo por si quieren chusmearlo un poco.

En definitiva, la música no solo acompaña sino que intensifica aún más lo que se está viviendo. Todo aquello que se desenvuelva junto a una melodía no será olvidado fácilmente. Sean vivencias propias o la de nuestros personajes favoritos, cuando estemos ante la misma música sonreiremos o quizás lloraremos, ¿quién sabe? Pero lo cierto es que aquellas emociones que asociamos con canciones, rara vez saldrán de nuestra cabeza. Lo mismo pasa con las escenas. Y quienes se encargan de musicalizar las series y películas lo saben mejor que nadie. 

Siendo un recurso para cualquier cineasta, ya sea en películas, cortos o series, las canciones siempre están presentes. Puede que en algunas haya más que en otras, o estén más marcadas o pasen desapercibidas, pero un momento musical vas a encontrar mires lo que mires. Porque como dijimos al principio, todas las artes aspiran a la condición de la música. Y hay pocas cosas que se disfruten tanto como que dos pasiones vayan tan bien de la mano.