Reseña: "Ciudad oculta" de Los Gardelitos

Por @diazdangelo (@rockcomar) – Seis años tuvieron que pasar para que Los Gardelitos vuelvan a editar un disco, que gentilmente fue posteado luego en YouTube. Este regreso se dio un 25 de mayo; fecha para nada librada al azar ya que fue el día calendario en el que la banda había debutado en Ciudad Oculta, hace ya casi 20 años. Precisamente con el nombre de ese populoso barrio porteño, el grupo bautizó a su más reciente retoño.

En este caso, la composición pertenece en parte a Eli, y el resto es legado de Korneta que hasta aquí parece una usina inacabable de palabras. De todas maneras, las plumas de los Suárez se asemejan mucho. Los versos pueden ser contestatarios y a la vez transportar esperanza en sus mensajes. Se proclama la paz, se reivindica al amor y se recalca –casi como un consejo para los jóvenes- la independencia gardeliana. “Viejo y querido rocanrol” tiene frases declaratorias de esos principios como ‘Me siento libre de ser quien soy’, en una concisa crítica al mainstream.
En los dos extremos de este “Ciudad oculta” hay canciones de cada uno de los Suárez. En uno de los dos tangos-rock, “Puño y letra”, –el otro es “La ciudad se oculta”-, la faena pertenece íntegramente a Eli, mientras que Korneta firmó “El taxi”, en la que suenan vientos y un cálido parentesco armónico con “La balsa” de Tanguito. En el medio hay una serie de variantes sonoras, justificadas en el nunca mejor, y autodenominado, rock sudaka de Los Gardelitos. Sin embargo, el “Blues de los pantalones” es muy urbano y clásico, y “Al pie de la letra” suena con aires de ranchera. Además, “Pájaro y campana” es un certero homenaje a Korneta en formato de chacarera, aderezado por un bello arpa, y “Tibias noticias del Sol” tiene resonancia medieval.
En la lírica de las canciones convive la primera persona, con la mirada testigo. Eli por momentos describe al personaje pero luego se pone en su piel para narrar las historias, en las que los reproches hacia el ser humano tienen casi siempre una revisión constructiva como en la hippona “Buen día nena” o en la rockera “Lo que vendrá”, que con un buen riff impone la frase ‘Tiempo de transmutar el dolor por poesía’.
“Hojas del otoño” es una balada en la que también la guitarra marca su presencia. Las violas están pero la búsqueda en es un poco más ambiciosa. Si bien el denominado rock sudaka es el motor, el formato canción también ha sido tenido en cuenta en este “Ciudad oculta”. Un disco intenso y con una calidad musical importante, llevada a cabo por este trío del Bajo Flores.