Paula Maffía & Sons presentaron Polvo en el Xirgu

¿Qué tienen en común la actriz catalana Margarita Xirgu, Charly García, la crisis económica y la autogestión? Poco y nada, pero se igualan en tantos intentos destinados al fracaso de un cronista en el improbable desafío de describir con palabras la inolvidable noche en la que Paula Maffía & Sons presentaron POLVO en una bella sala del barrio de San Telmo.

Treinta años atrás, en el cierre de su etapa ochentosa, Charly García cantaba en Fankygozar es tan necesario, mi amor”. Hoy, con un archivo estallado de declaraciones de defunción del rock, de las canciones, de los discos, de la música toda, en nombre de un futuro que devino en un presente inabarcable, la frase (como la escena, el rock, la música) se reimprime y resignifica. “Gozar es un mérito mayor” canta Paula Maffía, acompañada de cientos de almas que coparon el teatro Margarita Xirgu y vibraron y bailaron al ritmo de las canciones de su nuevo disco Polvo (Goza Records, para sumar redundancia), y de las infaltables de su disco debut Ojos que ladran (2015, Flicka Música).

La apertura del concierto estuvo a cargo de Nina Suárez, quien protagonizó el videoclip de La Espesura, primer adelanto del disco. Heredera de talentos, demostró en unos pocos minutos su capacidad como hacedora de canciones, que la colocarán sin dudas en los titulares del porvenir. Una introducción suave para la potencia que vendría luego.

Minutos después de las diez, subía el telón para descubrir la familia de leopardos. Paula Maffía & Sons, la base de Polvo, con Lucy Patané y Nahuel Briones secundando a la Osa Mayor, estuvieron acompañades de las Cousins, una familia ampliada: Mariana Michi (Miau trío) en coros, Ignacia Etcheverry (Ignacia) en guitarra y coros, Melina Xilas (Pollerapantalón, Miss Bolivia, Lucy Patané) y Rosa Nolly (Pollerapantalón) en vientos, Mateo Aguilar (Morbo & Mambo, Blau) y Mariana Coccaro (Todos los problemas, Krupoviesa) alternando batería y percusión, y las participaciones de Sol Pereyra en trompeta y Elizabeth Ridolfi en viola. Una demostración del talento, la calidad y la fuerza que conforma la música independiente en la ciudad y alrededores; un supergrupo en constante movimiento, con músiques que salían y entraban, tomando uno u otro instrumento, rotando casi atléticamente de posta en posta.

La primera parte del show fue la presentación en sociedad de Polvo, de principio a final y en el orden del disco. Otros animales fue la canción de apertura, con su amague inicial de sosiego y su demoledora explosión de rock sinfónico, con un descollante Briones en piano y un despliegue orquestal para reforzar la intensidad que emanaba de cada frase cantada por Maffía. Una entrada fuerte para un concierto que no tuvo momentos bajos.

Ya con Lucy Patané en el bajo y Nahuel Briones en guitarras, la lista siguió con la más bailable Polvo y sus versos que, como casi todos los que suenan en el disco homónimo, aluden a historias de amor y desamor con una mirada sutil y profunda, poética y animal. “No hay virtud en saber aguantar / sino en poder renunciar / en épocas de lágrimas / decidir es amar” se convierte en máxima y en coro popular. Corazón Licántropo, segundo adelanto del disco, bajó los decibeles y fue cantada casi en conjunto con el público. Su citada referencia al goce y su llamado la conspiración como propuesta superadora del amor romántico fueron ilustradas con suavidad en forma de bolero, y abrieron paso a La Espesura, otra de las muy celebradas entre les presentes.

La dulce (¿y autobiográfica?) Caballito, esa declaración de amor infantil (la autora se encargó de aclarar que hace referencia al animal y no al barrio) que cierra con una demostración de velocísmo de Patané en guitarra, que pasaría minutos después a la batería (¿hay algo que no haga bien?) para la progresiva Peces Muertos en otro momento de alto voltaje instrumental.

Canción para bañar la luna reafirmó los votos de Paula Maffía con María Elena Walsh. Como lo hizo con Las Taradas y el Show del perro salchicha, en Polvo incluyó un homenaje, esta vez lento y acústico, de la obra de la compositora más importante que tuvieron estas tierras. “Lo mejor que tenemos del rock nacional, no crean otra cosa”, disparó Maffía, luego de dedicarle la canción a su madre. El momento Polvo cerraría con la oscura Cascabel y la bolerística Cometas y una mirada existencialista (“el tribunal del tiempo / nos condena a la nada”) para terminar con la primera parte del show.

Quedarían un puñado de canciones, en su mayoría del disco Ojos que ladran. Antes de que la pidieran las masas, Córcega abrió el momento íntimo, con Paula Maffía sola, primero con su guitarra y luego en el piano, para interpretar la obra que compuso para teatro en la que enuncia, sin metáforas, “voy a prender fuego todo”.

Con la familia nuevamente sobre el escenario, Paula inauguró el último momento del show con una proclama: “qué bueno que estén acá, sino esto sería una farsa. Empodérense, no vayan a festivales de chabones”. Decidir es amar, y tenemos la cultura, la música y les artistas que consumimos, visitamos, apoyamos, reseñamos. Ir a ver a artistas independientes, comprar sus discos -aun en contextos de recesión-, recomendarlos, son actos profundamente políticos. La fina línea y Palo de amansar, ya clásicos en el haber de Maffía, allanarían el camino para un cierre con Ganas de salir, que se emparentó con el inició en su intensidad: “tengo fuego corriendo en la sangre / no voy a volver hasta verlo extinguir”. El concierto del Xirgu encendió más fuegos de los que extinguió, pero la lista había llegado a su fin y les musiques saludaron al público.

El bonus track, la escena después de los créditos, como acostumbra la cantautora, llegaría en formato acústico y bien cerca del público. Mar de caricias envolvió en una burbuja de afecto a la multitud que llenó el teatro, para finalizar esa perfecta noche eterna, y ya sólo quedarían para cerrar la emoción en la voz de Paula Maffía y en los rostros de satisfacción de todes les presentes.

Un concierto a la altura de la obra, sin duda, pero también de la importancia de Paula Maffía para la escena independiente local. En uno de sus característicos diálogos con el público, la anfitriona hizo referencia a Margarita Xirgu como una prócer catalana: una prócer saluda a otra, y el tribunal del tiempo está reviendo su sentencia.

Fotos por Lou Galaz