#Música Festival Yolanda en el Matienzo: indie explícito

El ciclo de recitales organizado por el sello independiente Yolanda volvió a entregar un muestreo de lo más potente de su catálogo musical. Un line-up que fue creciendo en intensidad con el paso de las horas y el recambio de artistas. Variedad de sonidos y condimentos en el escenario y un final explosivo en el Club Cultural Matienzo.

PH: Agus Luna Castro Fotografías

La intensa lluvia que había inaugurado la tarde noche del miércoles no doblegó la voluntad del público que se fue acercando al Matienzo alrededor de las ocho de la noche. La previa fue la de todo recital: birrita en la vereda. Las bicis se fueron apilando al borde del empedrado de calle Pringles, en ese pequeño recoveco delimitado por las avenidas Córdoba y Estado de Israel. La cita era promisoria: el cartel del Festival Yolanda anunciaba un set compuesto por la multifacética Marina Fages, el ya clásico del indie Las Ligas Menores, el joven crédito mendocino Simón Poxyran (líder de Perras on the beach) y Tani, que fue para muchxs la buena nueva de la noche del miércoles.

Fue justamente Tani la encargada de abrir la noche, minutos pasadas las 21, con sus teclas y su voz recorriendo el aire del lugar y una camisa filo-lyncheana que sugería la posibilidad de haber cerrado uno de los confusos episodios de la última temporada de Twin Peaks. La suavidad de la voz de Tani, que alterna español e inglés en sus letras, se apoya sin despeinarse en las bases de bajo y bata, dándole cuerpo a los pequeños haikus que pronuncia la pequeña que se hace gigante al mando del piano y el micrófono. Piezas de poco más de un minuto que a veces no entregan más que una frase (“lloro porque te amo / te amo porque lloro / no sé por qué lloro / sólo lloro”) y un tarareo pero que son suficientes para que empiecen a agitarse los cuerpos entre el público que todavía seguía entrando al salón.

PH: Agus Luna Castro Fotografías

El segundo momento y uno de los más festejados en la noche fue la aparición de Simón Poxyran, líder de los mendocinos Perras on the Beach. Un público adolescente vibró con cada canción de Simón, que combinó un repertorio de canciones de su trabajo solista (Saieg, 2017), y del célebre Chupalapija (2016), único álbum de Perras. El imaginario teenager se presenta como motivo lógico ante un habitué del indie que se encontró de buenas a primeras con la fama y los fans al mismo tiempo que cumplía los 18. Hoy, casi dos años después, se presenta apenas acompañado de su guitarra para desplegar versiones acústicas de sus canciones, mientras bromea y dialoga con el público. Simón está cómodo: aunque mil kilómetros lo separan de sus tierras, se siente en casa. Mendoza aparece cada vez que la tonada afirma sus raíces: “aguante Perras on the beach, culiaos”. Debajo del escenario, pogo, baile, y sacudidas de cabeza que sólo paraban para crear stories para Instagram. El mendocino va y viene entre la versión indie del Pity Álvarez, con la repetición de los tópicos del consumo adolescente de clase media y la amistad, y lo que Simón Poxyran es en sí mismo: “porque no todo en la vida es fumar porro”, dice, casi como un aclaración, antes de cantar “Sin drogas” (“no voy a flashar / si drogas no hay / voy a divertirme solo como cuando era chico”).

“Me estoy dando cuenta que mis canciones son muy tristes”, dice, entre risas. La risa es lo que lo acompañó todo el show, fundamentalmente cuando decretó la rotación: “¿Quién se sabe Ramona con la guitarra?” preguntó al público. Instantes después, Jeremías y Carmela estaban en el escenario tocando el clásico de Perras, y Simón era uno más del pogo.

PH: Agus Luna Castro Fotografías

“Hay más mujeres arriba del escenario que en cualquier otro festival”, agitó desde arriba Simón, antes de dar paso a Las Ligas Menores. Tal vez una de las bandas más reconocidas en la nueva ola del indie nacional junto con El Mató a un policía motorizado, Las Ligas llevan varios años militando la escena. La banda liderada por Anabella Cartolano, SG en brazos, inauguró el segmento distorsionado de la ya entrada noche, cuyas cuerdas hasta entonces habían sido dominadas por los chorus. Cientos de almas insistieron con el suave headbanging de negras típico del género mientras coreaban algunas de las canciones de los discos “El disco suplente” y “Las Ligas menores”. Cartolano, sin poses, es casi inexpresiva en su voz y su postura, lo cual se combina de manera justa con la estridencia de las guitarras y teclados para dar forma a un sonido que por muy genérico que pueda resultar, no deja de relucir. Como anillo al dedo, sonó “Miércoles”, y su “noche de tormentas / venís acá / aunque vos sabés, este no es tu lugar”; “Accidente”, “El Baile de Elvis” y  “Ni una canción”, entre otras canciones que alternaron melodías más lo-fi con otras más punkies.

PH: Agus Luna Castro Fotografías

Para el final quedó el power de Marina Fagesprincesa elfo barrabrava, como se autodefine en su bio de redes- y una banda que arrasó con lo que quedaba del CC Matienzo. Pocas palabras, pura potencia desde la voz de Fages que oscilaba entre el susurro ronco, los fraseos aniñados y el gutural más heavy que haya pisado el escenario de la calle Pringles; hasta la disto de Lucy Patané, una de las mejores violeras que tiene el rock nacional (sí, podemos hablar de rock nacional), pasando por la fuerza de Cecy Grammático en los parches, trajeada como una Beatrix Kiddo con baquetas. Fages, que además de hacer música es artista plástica (encargada de artes de diversos trabajos discográficos, murales y cuadros), parece una fuente inagotable de energía y proyectos: ha grabado a título solista, en conjunto con Patané, y con bandas (Los Arpones, Las chicas de humo), además de girar por el exterior: tuvo su mototour con Fernando Samalea y extensas visitas a Japón.

Alguna desprevenida conoció a Marina en este festival y con seguridad no la olvidará sin antes revisar sus trabajos. La fuerza con la que cerró el Yolanda es una inyección de sangre para los oídos acostumbrados a cadencias y tempos más down y repetitivos. Así, el repertorio explosivo incluyó “Provincia” (y la máxima del alter porteño del “quiero ser la provincia siempre para vos”), “El límite” (“ya lo ves, el límite lo pone siempre otro”, una sentencia que, buscado o no, es aplicable a tantísimas problemáticas actuales), “Llevame” y “Lo mejor de mi” (“nací teniendo miedo / crecí teniendo miedo / pero ahora voy a dar lo mejor de mí”), reventando como manifiesto en la garganta de una Fages que sacudía su cuerpo por todo el escenario. Y vaya que dio lo mejor de sí.

PH: Agus Luna Castro Fotografías

Y fue eso lo que hizo Yolanda: mostró un poco de lo que tiene en catálogo, un poco de lo que está pasando en el under, el indie, la escena alternativa o el mote que cada unx elija para marcar los límites de una escena que ha crecido no sólo en alcance y escenarios, sino también en la solidez de sus ejecutores y de su propuesta sonora.