Los Espíritus: «Quedó algo muy ecléctico»

La banda llega el 10 de diciembre al Teatro Gran Rex para presentar «Sancocho Stereo», su quinto álbum de estudio iniciado lúdicamente como un programa radial ficticio.

Los Espíritus. Foto: Guido Adler

A una década de haber irrumpido en la escena emergente, y luego de girar por Latinoamérica y Europa, la agrupación compuesta por Maxi Prietto en guitarra y voces; Miguel Mactas en guitarra; Martín Ferbat en bajo; y Pipe Correa en batería, nos deleita con «Sancocho Stereo»: su quinto álbum de estudio involucra a amigos de ruta como Daniel Melingo, Carca y Gustavo Santaolalla, entre otros. También cuenta con el aporte periodístico de Enrique Symns y Norberto «Ruso» Verea, que ponen sus voces al servicio de este experimento de psicodelia comunitaria. El álbum está compuesto por 14 tracks, de carácter heterogéneo y multifacético, que se profundizan en Rock.com.ar mediante una charla con sus protagonistas.

¿En qué momento se encuentran Los Espíritus?

Maxi Prietto: La verdad que es un momento muy productivo y prolífico. Cuando arrancó la pandemia descansamos y aceptamos el momento. Después se nos ocurrió la posibilidad de trabajar de una manera distinta y producir canciones a la distancia. Así tomó forma este primer capítulo, que se terminó publicando en las plataformas.

Le siguió el segundo, donde ya estaba Melingo como invitado. Para esa instancia podíamos ir al estudio, entonces tocamos con un sonido más nuestro. La idea fue tratar de relacionarnos con músicos y se terminó transformando en un disco que nos dio muchas alegrías.

Trabajamos con Melingo, con Carca; presentamos un blues nuevo e hicimos una versión de un tema de Vox Dei. También tenemos a Santaolalla.

¿Qué conexión existe entre los invitados?

A Santaolalla lo conocimos hace unos años y quedó la idea de hacer algo. Una vez nos invitó a conocerlo e hizo una apreciación del grupo y del sonido. Quedamos fascinados porque nos dio una visión que ninguno de nosotros tenía. Después lo cruzamos en un festival y tocamos unos temas juntos. La colaboración finalmente tomó forma con «Lagunas blancas», que es una canción nueva de carácter experimental.

A Melingo lo tenía muy presente porque siempre fui fan de su obra y no podía comprender que la admiración fuese mutua. Se dio una amistad espectacular e hicimos muchas juntadas en la terraza. Aprendimos mucho durante las charlas, hablando de experiencias y música.

Con Carca lo mismo, son todos músicos de una trayectoria y conocimientos tremenda.

¿En qué sienten que maduraron más durante estos años de laburo intenso?

Es algo que pienso bastante, antes éramos más impacientes y lo que hacíamos quedaba. Era parte de un concepto y nos gustaba capturar esa energía. En este disco se da que están las dos. Por ejemplo, «Buscando la luz» fue el resultado de una sola toma durante el primer encuentro después del confinamiento. Otros temas los grabamos al menos tres o cuatro veces, o sea que los produjimos bastante. En otra época de Los Espíritus era impensado y quedó algo muy ecléctico, porque conviven canciones muy espontáneas y otras más trabajadas. Tal es el caso de «Ayudas», que representa esta nueva etapa y estamos muy contentos con la paciencia que le pusimos.

Hicieron una fusión más que interesante entre las canciones y ese espíritu radial.

Sí, cuando empezamos a darle forma se nos ocurrió que podía ser un programa donde pasaran dos o tres canciones, a modo de capítulos cortos, en una radio llamada Sancocho Stereo. La idea fue mutando, porque primero era un locutor y después se transformó en la opción de que alguien recitase algo; como en el caso de Melingo o Enrique Symns, que tiraron alguna frase poética o presentaron alguna canción. El pico máximo se dio cuando apareció el Ruso Verea en el último capítulo, que también fue un sueño porque de chico lo escuchaba todas las noches en Rock & Pop. Cuando te gusta la música, en algún momento tocás un instrumento; pero antes comprás discos, los escuchás y te quedás mirando la tapa o leyendo el librito. Vas a los recitales y se genera todo un mundo, que hoy se hace presente con El Ruso y Melingo. En cierta forma, no dejamos de ser público.

Durante la pandemia se abrió el abanico de los streaming y muchas bandas optaron por no realizarlos. ¿Cómo lo vivieron ustedes y qué pesó más? ¿Las ganas de seguir tocando o la necesidad económica?

Es una mezcla de las dos. La primera sensación de los streaming no fue positiva y nos pareció apocalíptico, porque la música siempre se trató de compartir en un mismo recinto. Sobre todo, en nuestros recitales, donde pasa de todo. Hay una unión, que es parte de lo que está sucediendo, entonces no imaginamos eso en primer lugar. Tardamos bastante en hacer nuestro propio streaming porque empezamos a poner condiciones de cómo sería y pensado como algo que nos tendría que gustar a nosotros, básicamente. Entonces, se nos ocurrió desarmar la sala de abajo y el escenario de arriba, para distribuir bien el lugar donde ensayábamos, que era el Club Plasma, y resultó nuestro bunker. Nos pareció una buena idea transmitir desde ahí porque era casi lo mismo que estar en el estudio de grabación, ubicado en el piso de abajo. De esa manera, podíamos hacerlo sonar como queríamos y divertirnos. Después, apareció una productora que se encargó de la logística de las cámaras y convocamos a Alejo Moguillansky para la dirección. En cuanto a lo laboral, sabíamos que no iba a ser redituable, pero teníamos ganas de hacerlo y fue como una especie de reencuentro con el público.

¿Qué condimentos tendrá El Gran Rex?

Es una fecha muy importante para nosotros y también cierra este proceso pandémico, más allá de que no sabemos cómo va a terminar. De lo que se inició como una serie de grabaciones con invitados, y que tomó forma de disco, sería la presentación y conclusión de un momento en el que vivimos gran parte encerrados.

¿Hay posibilidades de que los artistas que participaron del álbum, los acompañen también en el vivo?

Sí, la idea es esa. Va a ser un recital distinto, en el sentido de que habrá varios invitados del disco y otros con los que tenemos amistad y queremos que participen también.

En un mundo donde la inmediatez está a flor de piel, ¿por qué siguen apostando al disco físico?

Puede que sea generacional. Cuando decidimos darle forma de disco a todas estas grabaciones, para mí fue un alivio mental. La considero como una experiencia, en la cual su duración le da una coherencia a la obra. Me gustan los singles, pero cuando se los separa como anticipo de algo o es la cara de un álbum.

Si tuvieses que elegir una de las canciones del disco para compartir con los lectores de Rock.com.ar, ¿cuál sería?

Hoy por hoy elegiría «Lagunas blancas», porque es nueva y fue la que hicimos con Gustavo Santaolalla. Y también «La antillana», que mandamos al Scientist: un productor jamaiquino que la deformó toda. Esas dos tienen el plus de ser novedosas. Pero creo que la que más me gusta es «Buscando la luz».