La Bella Época: El despertar de la fuerza autogestiva

A pocas cuadras del Puente Alsina, en el barrio porteño de Pompeya, se ubica la casa que vibra al ritmo de La Bella Época. Los músicos, junto a Hugo Moggia, su manager, recibieron a Corriendo La Voz para adelantarnos algunos detalles sobre el show del próximo sábado 26 de Agosto en el Teatro Verdi (La Boca). Se trata de una fecha muy especial para la banda, ya que contará con la presencia de Rubén Patagonia, el encargado de inaugurar la velada. 

La Bella Época es una banda con once años de trayectoria que se define como un grupo de artistas que traspasan lo convencional por llevar a cabo una puesta en escena única dentro de sus shows. Asimismo, se identifican por los artes de tapa y su fuerte compromiso con la estética que pretenden distinguir, como es el caso de Despierta la fuerza, su reciente material discográfico, el cual contó con la producción musical de Gustavo Chizzo Nápoli de La Renga. Más allá de la lírica, se trata de una banda cuya presentación y aspecto no quieren pasar desapercibidos, por lo tanto, lo visual acompaña a lo sonoro y viceversa. 

El conjunto está integrado por Mariano “Mono” Villella en bajo, Jonathan «El Negro” Amaya en teclados, Maximiliano “Machi” Gaiardo en batería y voz, Cristian “El Polaco” en saxo, Matías Moggia en guitarra y voz, y Luciano Prieto en percusión.

– ¿Cómo se origina La Bella Época?

Mono: Éramos muy pibes cuando empezamos. Hay mucha gente grande que está dentro de La Bella Época que nos está dando una mano. Te das cuenta que se formó una familia, que abarca muchas edades y funciona como una comunidad. Eso nutre a lo que es La Bella Época. Las ganas y fuerzas de trabajar que vienen desde un taller. Eso nos dio un montón de posibilidades, de formar cosas con las manos, de pasar de la autogestión a la realidad.
Nos encontramos acá con gente que está todo el día laburando y en ese funcionamiento diario, van pasando cosas que son necesarias para que la banda funcione en cuanto a lo que quiera ser. 

La raíz es la AUTOGESTIÓN y la mezcla de todo lo que somos

La sala de ensayo que, a su vez, hizo las veces de estudio para grabar, fue construida “a pulmón” por los integrantes de la banda. Cada uno tuvo su rol especifico, como confeccionar las remeras para vender en los distintos shows, crear y armar la escenografía para una próxima presentación o, simplemente, cortar tickets en la puerta.

-El arte que realiza La Bella Época atraviesa lo teatral, ¿cómo trabajan este formato hasta brindarnos el producto final?

Machi: Vos salís de la puerta de tu casa y te encontrás con un mundo en el que no estas conforme. Ni peor ni mejor, sino distinto. A mí con la música me dan ganas de generar cosas diferentes en las personas. Desde nuestro lugar, intentamos utilizar cada concepto, cada tema. Como decimos nosotros, cada una de nuestras letras hace referencia a una vivencia. Cada concepto, cada tema, cada una de esas vivencias, genera una emoción. El arte es la manera de poder expresar todos esos sentimientos. Se trabaja en lo musical, en lo artístico y en lo teatral. 

Pola: Después de un tiempo de no verlos, no sólo se vio un crecimiento musical. Se vio un crecimiento espiritual de los chicos en la forma de ver las cosas. Dentro de eso, se encuentra esto de dar un mensaje. Decir lo que piensan y en lo que es unánime. Todos poseen una forma de ver la vida. Una característica es que cada show tiene mucho trabajo duro atrás.

– ¿Cómo surge la idea del escenario móvil?

Negro: Al trabajar en el taller siempre caen cosas locas. Apareció el chasis de una Traffic Chevrolet 350. Primero iba a ser un tráiler. Cada uno fue tirando ideas hasta que llegó la posibilidad de ir tocando arriba. Así salió el escenario móvil. La banda, al comenzar en la etapa post Cromañon, no tenía lugar para tocar y fue como una forma de protesta. Le agregamos un grupo electrógeno y nos pusimos a tocar arriba. La primera vez fue una locura.

Hugo: Para  nosotros es, por excelencia, la herramienta más grande de libertad y expresión con la que contamos.

El escenario móvil, llamado Pantrok, los llevó a conocer gran parte del país y desplegar su arte en un sinfín de localidades. En cada una de esas travesías, realizaron talleres o invitaron a músicos callejeros a interactuar arriba de sus “tablas metálicas”. Al mismo tiempo, cuentan con una casa rodante o motorhome, bautizado con el mismo nombre y al que consideran parte vital de la familia.

– El power en la música que ustedes hacen es diferente a las letras y al arte visual que expresan. ¿Por qué eligieron este estilo?

Machi: Es una mezcla de lo que cada uno escucha. Nos gusta improvisar mucho. Construimos desde la zapada y la música. Considero que zapar se está perdiendo en las bandas. Proviene de la época setentosa y nosotros conservamos ese espíritu el cual es extremadamente zapado. Cada vez que entramos a la sala es lo primero que hacemos para probar sonido y encontrarnos a nosotros. Lo que sale en ese momento, se conecta a lo que va pasando. Muchas veces lo hacemos en vivo. Esto básicamente termina dando a luz nuevos temas. Las canciones más sentidas nacen de esto.
El disco Despierta la fuerza fue un nuevo encuentro con una parte que no conocíamos que podíamos hacer. Eso nos abrió nuevas puertas de percepción en nuestras mentes.
De repente, cambiamos los sonidos de teclados por completo. Antes sólo usábamos hammond y teclados. Luego, en este álbum, recurrimos a todo tipo de sonidos de diferentes colores. Cambiamos las afinaciones de guitarra y bajo. En batería use cuerpos y platos grandes. Incorporamos la percusión que me resultó determinante a la hora de cantar. Muchas veces, necesitas ese recurso rítmico que te vaya a la par. 

– ¿Cómo transcurre un día normal de ensayo para La Bella Época?

Machi: Llegamos a la sala de noche y, de repente, cada uno cuenta lo que le pasó en el día y ahí te das cuenta, lo ves en las caras. No necesitas hablar nada. Hay días que debes tratar de llevarla, porque están esos sentimientos que son parte tuyo, y otros días que te conectas increíblemente. Siempre es un espacio de encuentro. A mí lo que más me gusta es la sensación y la elección de estar en un grupo.

Acá si se cae uno, vamos cayendo todos.

– Antes de comenzar la nota, me comentaron que en el único lugar donde realizan sus shows propios es en el Teatro Verdi. ¿Por qué motivo?

Mono: En realidad, nos pasa que en ese teatro encontramos la posibilidad de hacer todo lo que queremos hacer. Nosotros llevamos una idea de show que necesita trasladarse a un lugar y este local nos permite montar una escenografía, armar la puesta en escena deseada. Llevamos diez años tocando ahí. Son muchas fechas hechas y siempre que vamos, recordamos todo lo que ya realizamos. Tiene una energía tremenda.

Hugo: El Teatro Verdi es como nuestro hogar, el propio dueño del teatro nos hizo saber que tenemos ese espacio.

Cada recital tiene una temática diferente basada en el arte que manifiestan las canciones, y logran llevarlo a gran escala en las distintas fechas. La Bella Época pone mucho énfasis en otorgar una identidad propia a cada encuentro con su público. En este sentido, se puede mencionar también el diseño de las entradas o las luces que suelen utilizar y que integran el armado de un show único.

-El próximo 26 de agosto compartirán el escenario del Teatro Verdi con Rubén Patagonia y sus músicos. ¿Cómo surgió la invitación? 

Hugo: Tenemos la tremenda alegría, energía y tristeza de tocar con esta banda. Es maravilloso para nosotros, pero no hay que olvidarse que estamos en un contexto donde lo primero que nos trae es tristeza. Ojalá que tocáramos en otro momento de la vida y no en éste que va a ser un recital de puesta en escena sobre cosas que les está pasando a los pueblos originarios hace miles de años. Nosotros no podemos ignorarlo. Es lo que tenemos y lo que sentimos. La banda está muy ligada a esto.
A Rubén lo conocimos hace seis años en un recital de La Renga en Cosquín. Ellos vienen peleando toda su vida. Nos encontramos para hablar sobre esto. Ahora, yo lo llamé para que haga esta fecha con nosotros. Hicimos una reunión y nos dimos cuenta que sentíamos y hablábamos de lo mismo. Es un músico tehuelche, un verdadero tehuelche. Él canta su propio sentir, lo que le hicieron. Nosotros cantamos lo que le hicieron a ellos y lo que hicimos nosotros mismos. Todos les hicimos daño y lo seguimos haciendo. 

Lo único que existe es la unión de culturas diferentes: Dos Culturas, Un Corazón, Misma Lucha. 

Machi: Las imágenes vienen antes que las fechas. Nosotros cuando pintamos los cuadros referidos a las ideas o a los sentimientos que pasan, vienen antes que los afectos. Tengo la creencia de que son vibraciones, como cuando vos tiras una piedra en el agua y te va llegando una onda. Veo que existe, y va generando cosas. Esas son las conexiones que nos unen con los pueblos originarios, ellos poseen ese conocimiento ancestral. Tienen miles de años de transmitir el pensamiento. La única manera que tienen de transmitirlo es escuchando a los más ancianos. Entonces, tienen esa valoración que, quizás, nosotros no tenemos sobre nuestros abuelos, no le damos bola y ni nos interesan nuestras raíces.
Eso nos une mucho con Rubén Patagonia, los pueblos originarios y la lucha por vivir en una tierra dentro de un mundo donde estamos medianamente subsistiendo, entendiendo otras formas de vida iguales a las nuestras y respetando a lo que nos rodea. 

– ¿Como se dio la participación de Gustavo «Chizzo» Nápoli en la producción del disco?

Machi: Nació la primera vez que fuimos a un cumpleaños de Hugo. Él tenía una amistad con Chizzo por ser mecánico de todos los de La Renga. A partir de ese momento, nos conocimos de un modo musical porque nosotros llevamos nuestros instrumentos y tocamos para ellos. Estábamos re felices. Esto pasó hace once años. A raíz de esa conexión, siempre estuvieron con nosotros y nosotros con ellos. Nos sentimos muy acordes con la forma como estamos las dos bandas. Respiramos el mismo aire en la forma de trabajar.

Hugo: Es lo personal, es un gran amigo como de toda La Bella Época. No sólo Gustavo, sino La Renga entera. Es quien los apadrina como a tantas bandas, haciendo el aguante y no sólo a nosotros sino a muchos más. No se quedan nada para ellos.

Mono: Esto de “apadrinar” no es por un interés económico. Si no que se trata de darte una mano con los equipos, los instrumentos, cómo hacer sonar bien “X” instrumento. Siempre siguiendo tu propio camino. El Nápoli vino acá a hacer el disco. Lo que puso fue oreja y capacidad de músico, la energía y nada más. Totalmente sinceros.

– ¿Cuál consideran que sería su «bella época» ideal?

Machi: La Bella Época es ahora. El tema musical “Agradecido” habla de eso, del momento que estas hoy, de valorar más la existencia, porque justamente la muerte es la no existencia de esta forma. Este formato lo estamos viviendo ahora, todos sintiendo esto que no sabemos a dónde va a terminar ni nos importa, pero con la seguridad de estar conectados a ese infinito.

«Estas a salvo sólo por ahora. 
Algo tuyo ya vendrán a buscar.
Si a Toay te lleva el viento,
la lucha se puede hacer carne,
y al dormir habrás dejado semillas
que corran la voz».
(Fragmento de Toay, track que abre Despierta la fuerza).

 

Fotografía: Juan Manuel Plana. Gentileza de la prensa de La Bella Época.