¿Es El Marginal la mejor ficción del año?

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Por @diazdangelo.-   El halo del mítico y deshabitado penal de Caseros habla por sí solo. Sus condiciones paupérrimas de supervivencia -que no difieren demasiado a las de una cárcel funcionando- generan un poquito de empatía con los internos, aunque apenas sólo por un rato…
Juan Minujín es Pastor Peña -que en realidad es Miguel Palacios- un expolicía con un duro pasado-presente que se infiltra en la penitenciaría en busca de revancha y por qué no para redimirse y resetear su vida. Pero más que nada, su motor es la búsqueda de la libertad a cualquier precio.
Peña, el protagonista, es un personaje misterioso. Por momentos destila ternura y comprensión y al rato se encarga de eliminar al primero que entorpece su misión. Minujín encarna esta figura sin fisuras porque es desconfiado, severo, estratega, valiente y arriesgado con una fuerte armadura emocional. Afuera están su hijo y su familia. Adentro no tiene nada, sólo su orgullo y sus ansias de salir de la cárcel. No le quedará otra que buscar alianzas para lograr su objetivo.
Pero aparece Emma (Martina Gusmán), la dulce asistente social de San Onofre, con la que comienza a darse una transferencia o quizás sea mucho más que eso. La mujer del director Pablo Trapero también se mete en la piel de otro personaje sentido, solitario, sufrido y carente de amor. Nadie mejor que Gusmán para interpretar ese papel con la carga emotiva del teatro. También parece ser la única persona en la que Pastor (o Miguel) confía dentro de su encierro.
Si el ejercicio de principiante en esto de ver TV fuese dividir estos personajes de El Marginal entre buenos y malos sería imposible porque están los malos y los menos malos, aunque suene moralista. Antín (Gerardo Romano) es el director de San Onofre. Sus textos parlamentarios son un vicio. Viste traje, se engomina el pelo y es un burócrata corrupto, casi socio de Mario Borges (Claudio Rissi), el cabecilla que lidera -también con cierta burocracia perversa- el penal desde adentro de las rejas y vive con ciertos privilegios junto a su séquito. Rissi también tiene una línea incuestionable. La caracterización de este actor de extensa trayectoria genera lo que quiere generar: autoridad, miedo, respeto. De a poco la historia de códigos empezará a desmoronarse.
Diosito (Nico Furtado), hermano de Mario, quizás sea el personaje más cliché o el más televisivo. Por describirlo de alguna manera: el más divertido, aunque la construcción también es incuestionable. El pibe border, que conserva ciertos valores como la amistad, que se convirtió en adicto por la falta de oportunidades pero en el fondo es un «pan de Dios». El uruguayo juega a dos puntas entre el éxito de Educando a Nina y esta ficción de los Ortega que no arroja los fríos números del rating del horario central.
En la periferia del penal están los pibes de la sub 21. La villa vive en el patio como puede. Las mismas diferencias de escala social que se marcan afuera, en la sociedad, están resaltadas en San Onofre. Son los relegados, los que reciben las sobras de los capomafias. Un grupo de actores emergentes con su nicho explotado muy correctamente. Agazapados, esperando la oportunidad grande.
Las combinaciones en escenas de ciertos personajes son riquísimas. Las charlas enviciadas y de la más pura connivencia entre Antín y Borges no tienen desperdicio. La química ingenua de Diosito para con Pastor tampoco. La sospecha de zorro viejo de Borges con Peña. La tensión que se apodera de cada cuadro y no pasa desapercibida. La violencia exacerbada que funciona como baño de realidad de un mundo en que ya sabemos que vivimos. Por supuesto que hay una sazón cinematográfica en todo este cóctel pero no domina la historia para nada, más bien funciona para relajar ciertas escenas angustiosas (ver la secuencia de la batalla de esgrima).
El Marginal (13 capítulos) es dirigida por Luis Ortega, hermano de Sebastián, que es el productor y lo fue también de Tumberos varios años atrás. Vale la pena aclarar que en la realización está además la mano de Adrián Caetano y que la música principal es de la chubutense Sara Hebe, disponible en Spotify y Bandcamp:

 
Un dato: la fuente que se utiliza en los créditos de El Marginal es Edo Font