Bienvenidos al oscuro éxtasis

Valentin Oliva. Wos. El que tiene un caudal épico de videos circulando en redes con fragmentos de sus competencias. El pibe que viene de una familia de artistas, creció en la plaza y enamoró sin distinción de edades a todas aquellas personas que deseaban escuchar frases viscerales nacidas desde el corazón. El, el jefe de la caravana, está cerrando el año con cuatro Obras con entradas agotadas y acá te contamos un poco de lo que fue la noche del martes.

Wos en Obras. Fotos: Emmanuel Luque Voi

Son las ocho de la noche y todavía falta para que se apaguen las luces del lugar y brillen las del escenario pero las plateas ya están casi llenas y el campo empieza poco a poco a colmarse. Hay gente de todas las edades pero ya no está tan presente la imagen de familiares mayores llevando a los más chicos, la escena hoy parece invertida. Una suerte de resumen generacional en la que bien se puede ver como esta camada de pibes y pibas que vinieron a cambiarlo todo, nos permiten entrar a los más grandes a su mundo.

Son poco más de las nueve, la gente sabe que el show comienza por el fondo y empiezan a acomodarse… Se apagan las luces y, ahora sí, entramos al más oscuro éxtasis.

Spoiler Alert: Si buscas la lista de temas que ejecutó a lo largo del show, acá no la vas a encontrar. 

Con musculosa, el pelo bien corto y rojo fuego, rapeando fiel a su estilo a más de uno le recordó a Eminem (y está bien) pero no solo hubo rap… Un gran estallido se vivió cuando sonó Culpa y apareció “virtualmente” Ricardo Mollo, momento en el que más de uno, literalmente, mostró su piel erizada; y si de un poco de rock nacional hablamos, no podemos negar que Luz delito tiene ese pasaje ricotero que a nadie le es indiferente ¡Y se sintió en el estadio!.

Durante el show lo pudimos ver saltando y cantando sin parar ¡Y sin siquiera agitarse! Lo vimos colgándose la viola con toda la actitud de un auténtico punk rocker para rasgar las cuerdas en 40 y en cuestión de minutos lo podíamos ver haciendo sonar la percu mirando a los ojos a Alejandro Oliva, quien además de su papá es el fundador de La Bomba de Tiempo.

Podemos decir, sin miedo a exagerar, que ir a ver a Wos es vivir una completa experiencia musical y la lista está pensada en función de que podamos disfrutar del viaje. Casi dos horas a puro pogo, baile y emoción.

Mención especial para lo que se generó en Cambiando la piel, no solo por lo que se bailó sino sobre todo por el ratito de freestyle que nos regaló y también a la aparición de Ca7riel, otro artista de la nueva camada que viene a mostrar como todavía queda muchísimo por hacer y crear en este mundo en el que muchos aseguran que todo ya está inventado,  en Niño gordo flaco… 

Canciones de amor, desamor, amistades, historias de vida, sueños y política… 

Así como en plena veda del 2019 nos regaló Canguro y nos permitió ponerle música al necesario desahogo en contra de la meritocracia, hoy esta canción ya es todo un himno de la nueva generación haciendo estallar gargantas cada vez que suena.   

El final parecía estar a cargo de Mugre, en donde a la banda compuesta por Facundo Yalve en guitarra, Natasha Iurcovich en bajo, Fran Azorai en teclados y  Tomy Sainz en batería se le sumó el coro gospel Afro Sounds pero la gente quería un poco más y el grito de Púrpura se transformó en una realidad siendo así el cierre: con el público terminando de perder la voz al ritmo de esos versos.

Oscuro Éxtasis merecía una presentación a la altura de sus canciones ¡Y la tuvo!